Queridas familias:
los primeros días de cole nos enfrentamos a una situación bastante compleja tanto para el niño, como para las docentes y las familias que acompañan este proceso.
Es importante tener en cuenta que en edades tan tempranas la noción del tiempo es muy abstracta y relativa, así como la comprensión por parte del niño de todas las características que tiñen esta nueva situación escolar.
En primer lugar vamos a intertar transmitir al niño confianza y seguridad en los momentos de entrada y salida. Vernos dudar puede provocar aún más temor e inconsistencia, por tanto el familiar más fuerte o menos inseguro es más recomendable para tomar las riendas de esta situación en las llegadas y recogidas del niño en la escuela.
Prestar atención al niño cuando vamos a por él es de suma importancia, acariciarlo, abrazarlo, darle una palabra de cariño, etc. supone para él un reconocimiento del amor y de la promesa previa de regresar a buscarlo, fortalece también vuestro vínculo de confianza y va creando en el pequeño una especie de predicción de lo que sucederá durante la rutina escolar: llegar, jugar, almorzar, salir al patio, y luego… ¡vienen mamá y papá!
Una de las formas más eficaces de emprender el proceso de adaptación en la escuela es hacerlo de manera progresiva, esto implica ir aumentando las horas de estancia en función de la respuesta emocional del niño. Sobre todo es importante tener en cuenta la cantidad de horas de estancia las dos primeras semanas de adaptación. Dejar al niño un par de horas los primeros dos o tres días e ir aumentando progresivamente la estadía para que poco a poco integre la nueva rutina y sea motivador asistir a la escuela.
Tenemos que tener en cuenta que la adaptación emocional que el niño está atravesando no es solamente en la escuela, también presentará algunos síntomas comunes en el entorno familiar como son : la dependencia más acusada de uno de los progenitores, (o de ambos), pequeños cambios o alteraciones en el sueño o en la alimentación, retrocesos comunes en el control de esfínteres, mayor dependencia de objetos de transición como el chupete o la típica gasita o juguete por el que sienten apego. Estas conductas, y en esto queremos transmitiros tranquilidad, son transitorias y evolutivas en este proceso de adapatción que viven los pequeños, por tanto , es preciso tener mucha paciencia, confianza en las educadoras pero sobre todo, mucho amor y comprensión. El camino será precioso y enriquecedor mucho antes de lo que imagináis.
Un abrazo a todos y os deseamos un maravillos curso 2016/2017.
El equipo educativo
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